martes, 20 de septiembre de 2011

Profesores, dominio público y discurso modernizador en México.

El poeta Gabriel Zaid observó con agudeza que Voltaire se dedicó libremente a la creación intelectual de manera independiente, pues al ser propietario de pequeñas fincas le permitió tener libertad económica e intelectual. Es decir Voltaire no dependía de ninguna institución burocrática. Esta reflexión de Zaid es pertinente para comprender nuestro actual dominio público, pues me parece que hay una cuestión importante que tratar: ¿hasta dónde es ético que un profesor que investiga, escribe y tiene acceso a información costosa, financiada con recursos públicos, puede patrocinarse como empresario de ideas?


Esta cuestión es importante, pues en nuestro dominio público observamos que cada vez hay más intelectuales-académicos –para usar una distinción de Martin S. Lipset- que financiados con recursos públicos para investigar y escribir, se patrocinan como empresarios de ideas, poniendo precios a sus conferencias, participación en medios de comunicación y asesorías, desenvolviéndose como empresarios y en la lógica del libre mercado. Lo más curioso es que muchos de estos intelectuales-académicos tienen un discurso modernizador, de examen crítico de nuestras instituciones económicas y políticas, y a la vez pertenecen a las estructuras del “ogro filantrópico” para usar la imagen de Octavio Paz.


Ciudad de México, a 20 de septiembre de 2011.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

El poder de las ideas en el análisis de la política pública

Noé Hernández Cortez*


El fundador del modelo ideacional para el análisis de la política pública es John Maynard Keynes quien argumentó que las ideas económicas de los intelectuales tienen un impacto objetivo en las políticas económicas que diseñan los políticos. En su obra The General Theory of Employment, interest and Money (1936)  escribe Keynes: “Las ideas de los economistas y de los filósofos políticos, tanto cuando tienen razón como cuando están equivocados, son más poderosas que lo que comúnmente se cree” (Keynes, 1936:383). Es decir, lo anterior es el argumento central de lo que se conoce como el “poder de la ideas”, concebidas las ideas como entidades objetivas, analizadas desde el criterio epistemológico de la teoría del referente como lo argumenta Bertrand Russell. Si las ideas se pueden objetivar como lo indica la teoría del referente, entonces las ideas económicas y las ideas políticas se pueden analizar en un marco ideacional que se entiende como el conjunto de ideas que constituyen la orientación y diseño de las políticas públicas.


Es importante señalar que Keynes se formó en la filosofía analítica de Russell, de ahí que para el economista inglés las políticas públicas se podían analizar desde un marco ideacional, en donde las ideas se pueden objetivar a través del estudio de los mecanismos políticos e institucionales en la implementación de un paradigma en política pública.[1]


De esta manera el análisis de la política pública requiere de marcos de análisis, como lo argumenta Wayne Parsons, para entender los alcances y límites del análisis de acuerdo con sus supuestos epistemológicos. Parsons toma de Rein y Schön la siguiente definición de marcos de análisis que nos permitirá entender mejor este punto de partida metodológico en el análisis de la política pública. Escribe Parsons:


La idea de organizar el pensamiento a partir de marcos que estructuran y proporcionan un “discurso” de análisis empezó a usarse en las décadas de 1970 y 1980. Es posible pensar en los marcos como modos de organización de problemas que les dan forma y coherencia. Un marco implica la construcción de un límite alrededor de la realidad que se comparte o se tiene en común dentro de un grupo o comunidad. Puede surgir el conflicto dentro del marco o entre marcos diferentes. El estudio de las políticas públicas exige ser consciente de la manera en que los distintos marcos de análisis definen y discuten los problemas, y como éstos chocan, convergen y cambian (Véase Rein y Schön, 1993) (Parsons, 2007: 66).


Siguiendo a Parsons podemos argumentar que el “ideational turn” como todo paradigma de análisis en política pública tiene su propio marco de referencia para el examen de la política pública. El marco de referencia permite examinar los criterios ontológicos, epistemológicos y metodológicos en el diseño y la implementación de las políticas públicas. Así encontramos que el marco de análisis en el modelo de Peter A. Hall está fundamentado en las ideas económicas de Keynes para evaluar el impacto de las ideas económicas en el diseño e implementación de las políticas públicas del gobierno en Inglaterra.[2] (Ver Figura 1.1 en el Texto) 


Ahora bien con el modelo de Hall, se identifican a las ideas económicas como autónomas con respecto a otras variables que impactan en los resultados o evaluación de las políticas públicas.[3] De esta forma las ideas se pueden estudiar como variables independientes, en este punto encontramos la trascendencia de Keynes y la constitución de un modelo por parte de Hall para definir a las ideas como variables independientes y endógenas para el entendimiento de los resultados en política pública, como observan los investigadores en políticas públicas Claudia Calvin yJesús Velasco:


Los especialistas en ciencias sociales han investigado este tema en distintas épocas. Sin embargo, el estudio de la manera en que las ideas conforman los resultados y los cambios de las políticas públicas se ha convertido en tema importante del debate contemporáneo de la ciencia política.[4] Como reacción a las teorías de la elección racional o de la elección pública, la mayoría de los especialistas dedicados al estudio de las ideas no argumentan tener un modelo superior a los de la elección racional, sino que las ideas son una variable central que debe estudiarse. La literatura sobre el tema muestra que las ideas se pueden analizar o visualizar como variables independientes[5]dentro de los procesos políticos e institucionales, ya que moldean el papel de los actores políticos y se encuentran enraizadas en las estructuras institucionales.(Calvin, Claudia yJesús Velasco, 1997: 169).

            
Lo relevante del argumento anterior es que las ideas gozan de autonomía en el marco de análisis de política pública y se consideran variables independientes en la relación o asociación de causalidad. Una nota importante a considerar es que partir de aquí se entenderá a la causalidad dentro del marco ideacional, no como una relación lineal entre causa y efecto, (Ver fig. 1.2 en el Texto), sino más bien en una relación de causalidad múltiple idea proveniente de la teoría de probabilidades de Keynes y analizada desde el punto de vista lógico por Bertrand Russell (Ver fig. 1.3 en el Texto)


Las raíces de esta interpretación de causalidad múltiple provienen de David Hume, quien en su Tratado sobre la Naturaleza Humana (2000)  argumenta que la causación no deriva de la observación, sino más bien es un constructo mental. Además causa y efecto son ideas que también funcionan como relaciones de ideas como lo establece su teoría sobre las asociaciones. Como observa D. M. Nachane (2003) este supuesto metafísico de David Hume tiene su elaboración matemática en la teoría de probabilidades de Pearson (en Nachane, 2003), Bertrand Russell (1913) y John Maynard Keynes (1921). Para estos autores la idea de causalidad es un constructo intelectual y establece leyes como las correlaciones de Pearson, es decir, tenemos una causalidad múltiple con distintas variables en


*Noé Hernández Cortez, Doctor en Ciencia Política por Flacso, Sede México. Profesor de Economía en el Departamento de Administración y negocios de la Universidad del Valle de México.
[1] Rod O’Donnell demuestra que la formación filosófica de Keynes se encuentra en dos pensadores que fundaron la filosofía analítica, en relación con la epistemología Keynes se formó  en la filosofía de la ciencia de Bertrand Russell, y en el tema ético en la filosofía moral de George Edward Moore. Véase: O’Donnell, Rod (1990). “The Epistemology of J. M. Keynes,” en The British Journal for Philosophy of Science, (41): 3, pp. 333-350.
[2] En el modelo de Hall las ideas económicas de Keynes tomará la forma de un paradigma en política pública, el llamado Keynesianismo.
[3] Para Keynes la economía no es una ciencia exacta como suponían los economistas neoclásicos en su supuesto de que los agentes económicos son entes racionales con información completa, cuyo comportamiento se podía plasmar en gráficas de geometría plana. Para Keynes la realidad económica se entiende a partir de la teoría de probabilidades, en variables que se configuran en un mundo azaroso, siguiendo a Blaise Pascal una realidad económica enmarcada en una “geometría azarosa”.
[4] Cursivas mías.
[5] Cursivas mías.

CIUDAD DE MÉXICO, A 14 DE SEPTIEMBRE DE 2011